Apatzingán, Michoacán, 5 de diciembre de 2025. – Tras el llamado de la presidenta municipal a la sensibilidad y a no politizar la toma del Palacio Municipal de Apatzingán, fue imposible no politizar el conflicto por los enemigos políticos de Fanny Arreola.
Y es que, en política, los triunfos deben celebrarse en privado, sin pisar callos y reconociendo a quienes contribuyeron a la victoria. O, en términos coloquiales, no comerse solo el pastel.
NO HAY DUDA de que, a lo largo de su carrera política Fanny –permítame llamarla Así para simplificar esta columna–, ha hecho enemigos políticos. De esos que no se quitan fácilmente y que, ante el error más mínimo, lo maximizan y, desde luego, lo propagan.
LAS BENDITAS REDES SOCIALES –o malditas, para otros– son ahora un instrumento para golpear desde lejos y sin dar la cara. Algunos lo hacen desde el anonimato, incluso inventando o calumniando con hechos que, a sabiendas de que son mentira, sostienen como verdad.
LA TOMA DE PALACIO EN APATZINGÁN ABRE UNA HERIDA QUE apenas empezaba a cicatrizar en la alcaldesa Fanny, luego de que una turba se infiltrara en una marcha que culminó con la quema del palacio municipal. Lo extraño es que ni se investigó, ni se sabe de avances o denuncias.
SI BIEN NO PASA NADA GRAVE CON QUE ESTÉN TOMADAS LAS INSTALACIONES –pues la mayoría de los trabajadores suele estar inmersa en tareas ajenas a su función, incluso fuera de sus lugares de trabajo–, sí afecta políticamente, pues se ve mal que a un presidente municipal le tomen su sede.
QUIEN ESCRIBE ESTA COLUMNA no está ni a favor ni en contra de una parte u otra. Pero sí revela que existe una profunda preocupación ciudadana por lo que sucede dentro del Palacio Municipal, y que tanto actores políticos como trabajadores no se ponen de acuerdo, cuando todos son pagados con recursos públicos.
Fuera de ese círculo, a los ciudadanos comunes les importa poco lo que pase; pero a quienes no les es indiferente es a aquellos que, en su camino, Fanny ha dejado a un lado: los que ella misma llama actores políticos, aquellos que la apoyaron en su contienda esperando ocupar o repetir un puesto en la administración, y que ahora recalcan en redes el malestar de no estar a su lado.
Llama la atención que Fanny no tiene operadores políticos; más bien, la mayoría, ante un conflicto, corre, se esconde o hace el ridículo, pero no actúa en beneficio o defensa de la alcaldesa. NI HABLAR.
Operar políticamente no es reírle las gracias a la presidenta, sino estar comprometido con sus proyectos. Para muestra, muchos de estos aplaudidores solo se dedican a dar likes a sus publicaciones y, cuando comentan –que es raro–, repiten siempre la misma frase. En cambio, los detractores, enemigos políticos, los excluidos de la administración o los derrotados en contiendas sí actúan y maximizan lo que ocurre. Muchos cargan con la frustración de que Fanny ha importado funcionarios de otros municipios, ¡y eso no lo perdonan!
A los funcionarios cercanos a la presidenta les hace falta salir de sus oficinas, tener contacto con la gente, conocer los problemas que pueden afectar a la administración –ojo, no confundir con chismes–. Les falta escuchar, no solo al subir a su vehículo o ir a comer. Trabajar es parte de ser funcionario; otra es saber detectar problemas y buscar soluciones.
Amor, Orden y Bienestar no debería ser solo un eslogan, sino un proyecto que permita a los apatzinguenses vivir en paz.
Soy David Olivera. No me pongo tapabocas para decir las cosas, ni me escondo en un Facebook falso. Este es mi análisis personal. Usted, como siempre, tiene la última palabra. Déjeme sus comentarios y nos vemos la próxima, ya lo sabe: sin tapabocas.





























