Apatzingán, Michoacán, 20 de Octubre del 2025.– La catedral de Apatzingán fue el lugar donde una comunidad en shock se reunió para dar el último adiós a Bernardo Bravo Manríquez, Presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, quien fue asesinado con un disparo en la cabeza horas antes, dentro de su vehículo.
El recinto se llenó rápidamente tras el repique de las campanas que anunciaban una misa de cuerpo presente, reflejando la consternación que ha causado este crimen.
Durante la ceremonia, cargada de dolor, se recordó el legado de un hombre que luchó incansablemente por mejorar las condiciones del sector limonero en Tierra Caliente, hasta el último día.
Bravo Manríquez es recordado por productores, cortadores y empresarios como una figura que deja una huella imborrable en el desarrollo citrícola de la región. Su lucha no se limitó a lo económico; denunció públicamente las extorsiones que sufrían los productores por parte de grupos de delincuencia organizada. De hecho, durante su gestión se instaló una base militar en el Tianguis Limonero como parte de la Estrategia de Combate a la Extorsión.
El líder fue encontrado sin vida en la mañana de este lunes a bordo de su camioneta en un camino hacia Los Tepetates, con visibles huellas de violencia y un impacto de bala en la cabeza.
Trascendió de forma extraoficial que, luego del homicidio, se realizó un operativo con la detención de un presunto actor intelectual y al menos 5 presuntos delincuentes más, aunque las autoridades no han confirmado si están directamente vinculados con el asesinato si existen antecedente que son extorsionadores del sector limonero .
La noticia ha dejado al descubierto la violencia que enfrentan los líderes sociales en la región, poniendo en evidencia los riesgos de defender a la comunidad frente a la delincuencia organizada.